Ayer nuestra Presidenta, además de dar cátedra de política verdadera durante casi dos horas frente a una audiencia en la que buena parte no tiene la más pálida idea de lo que esto significa, realizó la descripción más clara y ajustada a la realidad, que se haya hecho en estos últimos años, del país en el que vivimos.
Un país totalmente transformado por una realidad que nos toca a todos, aunque muchos no lo quieran ver ni admitir, y un país que nos venden por televisión, imponiéndonos una especie de realidad alternativa, con mayor peso dramático, inflada por las dotes marketineras del establisment local.
Pero, además, todo esto lo dijo con lujo de detalles, cifras, nombres, hechos... sentada junto a quien gobierna, o cree hacerlo, a ese país virtual en el que viven gran parte de los argentinos.
Derek ante esto se preguntaba, "¿cómo hacer para no tener ganas de votarla de vuelta?" Y muchos nos respondimos que no nos vamos a resistir a eso, que la bancamos a muerte. Que es lo mejor que nos ha pasado en años.
La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, no solo es la primer mujer que llega por voto popular a ocupar ese cargo en la Argentina, sino que es la mejor Presidente que hemos tenido en décadas; por su cultura, por su inteligencia, por estadista, por su nivel de oratoria, por su militancia hecha carne, por que es el único verdadero cuadro político que cualquier partido haya parido en estos años y porque, como si todo lo anterior fuera poco, tiene una valentía que opaca al más mentado de todos los que allí estaban.
El país real es ella gobernando con hechos y palabras certeras, sin papeles ni discursos escritos por otros; el país virtual es la cara de asco de una lacra como De Narvaez que en 3 años en el Congreso nunca dijo una sola palabra, y el fuerte de su campaña fue repetir como un imbécil un slogan creado por Marcelo Tinelli.
El país real es ella con los números de la economía verdadera en mente, porque está comprometida con su trabajo, y admitiendo que algunas cifras no son tan altas como deseamos pero que en el marco de la mayor crisis que ha vivido el mundo siguen siendo cifras más que alentadoras; el país virtual es la resentida de Carrió cuyo único discurso es lanzar al aire frases de tono apocalíptico y culpar al pueblo por no haberle dado la cantidad suficiente de votos para tener más poder opositor.
El país real es ella enfrentando a los que la insultan y la denigran por sus decisiones, tomadas en el marco de la ley y la Constitución, y demostrándoles que no la van a detener en su cometido por implantar la Justicia que por años las víctimas del genocidio dictatorial han esperado; el país virtual es el inepto de Macri mirándola fuera de sí, porque su propio plan es totalmente lo contrario: implantar una vez más el terror, la discriminación, el despojo y el atropello, por mucho que se disfrace de progre cool.
El país real es ella hablando de partidos y políticas partidarias y reconociéndose una militante peronista, que lucha y luchará para que la política vuelva a ser el espacio donde la ciudadanía toda pueda debatir y confluir en busca de una vida mejor e igualitaria y de un país para todos; el país virtual es el traidor de Cobos, que ya ni él sabe a qué partido pertenece, y denigró a la política y a la militancia como un verdadero Judas al que luego le arrojaron un puñado de monedas de oro y dejaron librado a su suerte cuando ya no les fue útil a los poderosos de turno.
El país real es ella y su compañero de toda la vida que la observaba con admiración, y nosotros que no dejamos de sorprendernos ante cada discurso, y los miles de cumpas que hicieron el aguante en la calle sin que nadie les pague por hacerlo (aunque los gorilas no lo crean), y los pibes que se acercaron a la política por ella y el renacer de la mística militante que nos devolvió; el país virtual son los Morales, los Sanz, los Solanas, los Lozano, las Michetti, las Bullrich, las doñas Rosa que apagan el televisor para no escucharla, las señoras de doble apellido que lo dejan prendido pero no la escuchan porque se la pasan insultándola mientras ella habla y todo el rejunte cipayo que anoche no habrán podido dormir pensando en cómo van a hacer para apagar tanta pasión verdadera y tanta valentía con sus pobres armas de payasos mediáticos.
El país real es el que gobierna nuestra Presidenta, y una vez más me declaro orgullosa de estar de este lado de la línea. En tanto otros siguen envenenando sus almas en un país virtual, gris y decadente como ellos mismos.
Un país totalmente transformado por una realidad que nos toca a todos, aunque muchos no lo quieran ver ni admitir, y un país que nos venden por televisión, imponiéndonos una especie de realidad alternativa, con mayor peso dramático, inflada por las dotes marketineras del establisment local.
Pero, además, todo esto lo dijo con lujo de detalles, cifras, nombres, hechos... sentada junto a quien gobierna, o cree hacerlo, a ese país virtual en el que viven gran parte de los argentinos.
Derek ante esto se preguntaba, "¿cómo hacer para no tener ganas de votarla de vuelta?" Y muchos nos respondimos que no nos vamos a resistir a eso, que la bancamos a muerte. Que es lo mejor que nos ha pasado en años.
La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, no solo es la primer mujer que llega por voto popular a ocupar ese cargo en la Argentina, sino que es la mejor Presidente que hemos tenido en décadas; por su cultura, por su inteligencia, por estadista, por su nivel de oratoria, por su militancia hecha carne, por que es el único verdadero cuadro político que cualquier partido haya parido en estos años y porque, como si todo lo anterior fuera poco, tiene una valentía que opaca al más mentado de todos los que allí estaban.
El país real es ella gobernando con hechos y palabras certeras, sin papeles ni discursos escritos por otros; el país virtual es la cara de asco de una lacra como De Narvaez que en 3 años en el Congreso nunca dijo una sola palabra, y el fuerte de su campaña fue repetir como un imbécil un slogan creado por Marcelo Tinelli.
El país real es ella con los números de la economía verdadera en mente, porque está comprometida con su trabajo, y admitiendo que algunas cifras no son tan altas como deseamos pero que en el marco de la mayor crisis que ha vivido el mundo siguen siendo cifras más que alentadoras; el país virtual es la resentida de Carrió cuyo único discurso es lanzar al aire frases de tono apocalíptico y culpar al pueblo por no haberle dado la cantidad suficiente de votos para tener más poder opositor.
El país real es ella enfrentando a los que la insultan y la denigran por sus decisiones, tomadas en el marco de la ley y la Constitución, y demostrándoles que no la van a detener en su cometido por implantar la Justicia que por años las víctimas del genocidio dictatorial han esperado; el país virtual es el inepto de Macri mirándola fuera de sí, porque su propio plan es totalmente lo contrario: implantar una vez más el terror, la discriminación, el despojo y el atropello, por mucho que se disfrace de progre cool.
El país real es ella hablando de partidos y políticas partidarias y reconociéndose una militante peronista, que lucha y luchará para que la política vuelva a ser el espacio donde la ciudadanía toda pueda debatir y confluir en busca de una vida mejor e igualitaria y de un país para todos; el país virtual es el traidor de Cobos, que ya ni él sabe a qué partido pertenece, y denigró a la política y a la militancia como un verdadero Judas al que luego le arrojaron un puñado de monedas de oro y dejaron librado a su suerte cuando ya no les fue útil a los poderosos de turno.
El país real es ella y su compañero de toda la vida que la observaba con admiración, y nosotros que no dejamos de sorprendernos ante cada discurso, y los miles de cumpas que hicieron el aguante en la calle sin que nadie les pague por hacerlo (aunque los gorilas no lo crean), y los pibes que se acercaron a la política por ella y el renacer de la mística militante que nos devolvió; el país virtual son los Morales, los Sanz, los Solanas, los Lozano, las Michetti, las Bullrich, las doñas Rosa que apagan el televisor para no escucharla, las señoras de doble apellido que lo dejan prendido pero no la escuchan porque se la pasan insultándola mientras ella habla y todo el rejunte cipayo que anoche no habrán podido dormir pensando en cómo van a hacer para apagar tanta pasión verdadera y tanta valentía con sus pobres armas de payasos mediáticos.
El país real es el que gobierna nuestra Presidenta, y una vez más me declaro orgullosa de estar de este lado de la línea. En tanto otros siguen envenenando sus almas en un país virtual, gris y decadente como ellos mismos.
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