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viernes, 7 de mayo de 2010

Evita en nuestro corazón...


"Unos pocos días al año represento el papel de Eva Perón; y en ese papel creo que me desempeño cada vez mejor, pues no me parece difícil ni desagradable.

La inmensa mayoría de los días soy en cambio Evita, puente tendido entre las esperanzas del pueblo y las manos realizadoras de Perón, primera peronista argentina, y éste sí que me resulta papel difícil, y en el que nunca estoy totalmente contenta de mí.

De Eva Perón no interesa que hablemos.

Lo que ella hace aparece demasiado profusamente en los diarios y revistas de todas partes.

En cambio, sí interesa que hablemos de "Evita"; y no porque sienta ninguna vanidad en serlo sino porque quien comprenda a "Evita" tal vez encuentre luego fácilmente comprensible a sus "descamisados", el pueblo mismo, y eso nunca se sentirá más de lo que es... ¡nunca se convertirá por lo tanto en oligarca, que es lo peor que puede sucederle a una peronista!

Cuando elegí ser "Evita" sé que elegí el camino de mi pueblo.

Nadie sino el pueblo me llama "Evita". Solamente aprendieron a llamarme así los "descamisados". Los hombres de gobierno, los dirigentes políticos, los embajadores, los hombres de empresa, profesionales, intelectuales, etc., que me visitan suelen llamarme "Señora"; y algunos incluso me dicen públicamente "Excelentísima o Dignísima Señora" y aun, a veces, "Señora Presidenta".

Ellos no ven en mí más que a Eva Perón.

Los descamisados, en cambio, no me conocen sino como "Evita".

Yo me les presenté así, por otra parte, el día que salí al encuentro de los humildes de mi tierra diciéndoles "que prefería ser Evita a ser la esposa del presidente si esa Evita servía para mitigar algún dolor o enjuagar una lágrima".

Y, cosa rara, si los hombres de gobierno, los dirigentes, los políticos, los embajadores, los que me llaman "Señora" me llamasen "Evita" me resultaría tal vez tan raro y fuera de lugar como que un pibe, un obrero una persona humilde del pueblo me llamara "Señora".

Pero creo que aún más raro e ineficaz habría de parecerles a ellos mismos.

Ahora si me preguntasen qué prefiero, mi respuesta no tardaría en salir de mí: me gusta más mi nombre de pueblo.

Cuando un pibe me nombra "Evita" me siento madre de todos los pibes y de todos los débiles y humildes de mi tierra.

Cuando un obrero me llama "Evita" me siento con gusto "compañera" de todos los hombres que trabajan en mi país y aun en el mundo entero.

Cuando una mujer de mi Patria me dice "Evita" yo me imagino ser hermana de ella y de todas las mujeres de la humanidad."

Evita - de "La razón de mi vida"


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