Hace 10 años atrás los estigmatizaron como descerebrados, huecos, marihuanos sin futuro. Hoy los pibes una vez más levantan las banderas típicas de la juventud y se revelan ante lo que no les gusta y con la fuerza de los utópicos enfrentan a los vetustos que los discriminan con argumentos que los dejan a la altura de un troglodita. O finalmente les demuestran lo que son.
El caso es que, además de retornar a la militancia, a la defensa de sus derechos, a enarbolar las banderas de la justicia, la igualdad y la libertad, los pibes están en todas. Y por eso no dejaron pasar esta maravillosa oportunidad de anotarse para el Monumental Pogo Macrista.
Eso sí, los cantitos los pusieron ellos:
Y además cobraron por hacerlo. No hay dudas, esta nueva juventud que comienza a asomar desde que descubre que hay un gobierno que no solo está dispuesto a escucharlos sino a apoyarlos, son una vez más la esperanza de que este país sigue vivo y con un futuro venturoso.
Encima son tan generosos que cuando nos encuentran en algún acto, a los que ya pasamos esa época dorada, nos dejan sumarnos a su alegría como si fuéramos uno más.
Yo, a diferencia de los retrógrados de siempre, estoy orgullosa de estos pibes. Y de los míos, y de los que vendrán.
Bonus Track de Maguila y yo:
"Doscientas remeras amarillas: 6.000 pesos
Doscientos pogueros infiltrados que te putean: 20.000 pesos
Que hasta el diario La Nación te gaste: no tiene precio"
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