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martes, 16 de agosto de 2011

Reventando las urnas... literalmente!

Siento la profunda necesidad de escribir sobre el triunfo de Cristina en las Primarias de ayer, pero con absoluta sinceridad debo decir que no puedo. No porque no pueda escribir sobre eso, sino porque me cuesta terriblemente ordenar las ideas en medio de tantos sentimientos. 

Debo confesar que todavía estoy en un profundo estado de emoción violenta, pero en el sentido contrario que se le atribuye usualmente a esta expresión. Bien podría decir que estoy bajo los efectos de la felicidad violenta, esa que no te permite coordinar como debe ser, un relato que pueda describir lo que siento desde ayer apenas pasadas las seis de la tarde.

Quisiera hablar de esta mujer, esta compañera, esta Presidenta; hablar de su entereza, de su lucidez, de su oratoria deslumbrante; pero de solo pensar en cada uno de esos aspectos saltan a mi mente como una catarata incontenible imágenes de la 125, los carteles con insultos, las cacerolas conchetas, el odio visceral de la tilinguería, la muerte de Néstor, su fragilidad, el luto, los carroñeros mediáticos, los titulares del pasquín que chorrea sangre, Hebe, Schocklender, las mentiras, el dolor, el engaño, el voto sojero, el voto castigo, el apocalipsis de la pitonisa naranja.

Y a esta catarata la contrarresta una especie de viento sureño lleno de momentos felices, y entonces pienso en mis viajes a La Plaza, incluso el de la 125, la Ley de Medios, los foros, las ponencias, los compañeros, el MPB, Carta Abierta, las volanteadas, los encuentros, los abrazos, el Bicentenario, la Ley de Matrimonio Igualitario, las lágrimas felices, la despedida a Néstor entre miles de miles, las pintadas, el Fuerza Todos!, los barrios, las reuniones, los Promotores Territoriales, las campañas, sentir que la ayudamos con lo poquito que hacemos.

Es entonces cuando, en medio de dos corrientes de imágenes y recuerdos que no se detienen, admito esto: no puedo todavía escribir sobre el triunfo de ayer. Pero sí puedo agradecer, a la vida por este momento histórico que siempre soñé vivir, pero veía como ajeno y lejano; a mis hijos por la comprensión y por ser tan íntegros y maravillosos conmigo; a mis compañeros por la lealtad, el amparo, las lágrimas entre abrazos, los brindis y las canciones; y sobre todo a ellos, a los dos, por ser los mejores de todos nosotros y no haber bajado jamás los brazos hasta llegar donde se propusieron estar, cuando esos sueños parecían locuras de adolescentes utópicos.

Que Cristina haya ganado con el 50,2% de los votos, superando a quien la sigue inmediatamente con el 38%, es confirmar que a pesar de tanto odio ha triunfado el amor, la memoria, la Patria Grande, la militancia, los sueños, el Pueblo; y la reivindicación de la política como lo que realmente es, la herramienta más maravillosa con la que los hombres y mujeres contamos para transformar las vidas de todo un pueblo. Que haya ganado en todo el país, incluso en el reino sojero, en los lugares donde todavía hoy persisten borrosas algunas letras que dejan leer leyendas que la nombran como "la yegua" o "la montonera", y que, donde no hay letras persiste el eco de las voces con las mismas declaraciones; es como mínimo un reconocimiento, sin tener que dar la cara, de que las cosas no están tan mal como se la pasan declarando en cuanta radio o pantalla de televisión encuentran. Y aunque muchos jamás lo digan, la votaron, porque con ella se sienten seguros y saben que la Argentina es otra desde que ellos arribaron, casi desconocidos, con un puñado de votos y aires fríos del sur.

Y que finalmente el Pueblo ha comprendido que para profundizar los cambios y para concretar las luchas que aún no hemos dado, hace falta tiempo; y si alguien se merece ese tiempo es justamente esta Presidenta, por este modelo de país que ha parido junto a su compañero de toda la vida. Y que lo ha parido con mucho dolor, como todo parto.

¡Vamos por 4 años más, de la mano de Cristina, para concretar los sueños de muchos más, para profundizar los cambios alcanzados y sobre todo para hacer muchas cosas que todavía no hicimos pero que, sin lugar a dudas, podemos! Todos nosotros, juntos, podemos. Esa es nuestra fuerza, esa es la fuerza de Cristina.

Y en octubre tenemos todas las posibilidades de concretar una elección de proporciones históricas, y que este tiempo en el que nos ha tocado dar la batalla por todos, se convierta en mucho más grande e inconmensurable.

Por todo eso y por lo que podré escribir cuando baje un poco la euforia:

¡¡¡Gracias Compañera Presidenta!!! 

Y como siempre, nunca menos, ni un paso atrás; porque aunque nos cueste creerlo,

¡LO LOGRAMOS, MOROCHA!


¡¡¡ GRACIAS NÉSTOR!!! ¡¡¡FUERZA TODOS!!!
¡¡¡VAMOS CRISTINA, CARAJO!!!

1 comentario:

Daniela Godoy dijo...

Te felicito, excelente post.
Lo logramos carajo!
Con la emoción y el nudo en la garganta...lo logramos.
Un abrazo