El domingo a las 18:01 en todos los canales de televisión se anunciaba el triunfo de Macri en las elecciones a Jefe de Gobierno por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El panorama no era alentador pero durante la primera hora, algunas esperanzas florecían más de la cuenta, ya que (según creo) pocos aventuramos lo que finalmente fue, el triunfo del PRO por una diferencia mucho mayor a la esperada. Así y todo, hay ballotage.
Daniel Filmus salió a comunicarle a sus militantes, seguidores y votantes que no renunciaría a este deber que le impone la Constitución. Lo anunció con estas palabras: "Vamos a ir a una segunda vuelta a defender nuestros principios, nuestra forma de pensar y de proyectar a la ciudad de Buenos Aires".Durante horas vimos las diferentes transmisiones televisivas, todas con pantalla dividida mostrando, desde la espera hasta los festejos, en ambos bunkers.
El bunker del PRO, más similar a un pelotero o un cumpleaños de quince que a una celebración política, rebozaba de globos de colores con ridículas caritas sonrientes dibujadas, estaba repleto de jovencitas con remeras amarillas y chicos vestidos tan a la moda que no se sabía si venían de un desfile y de paso entraron a saludar o si así van a los actos y las marchas los militantes del PRO. En realidad, ¿van a actos y marchas los militantes del PRO?
El bunker del FPV, en cambio, estaba que explotaba de banderas con consignas políticas, jóvenes envueltos en banderas argentinas, chicas vestidas sin la mínima ostentación y chicos que sostenían las banderas con expectativa y sin claudicar. Todo muy similar a lo que veo siempre en los actos y las marchas a las que asisto. Nada de moda ni cotillón, acá lo que vale son las banderas, esas que si molestan las enrollamos pero nunca las bajamos.
En el momento en que ambos candidatos aparecieron en escena, otra vez la profunda diferencia en la pantalla dividida.
En el bunker del PRO volaban los globos y Macri tartamudeaba un par de palabras sin mayor contenido político, una serie de frases hechas que agitó durante toda la campaña y que, sin dudas, le dieron el resultado esperado. Después empezó a sonar la cumbia, que ya podríamos decir que lo representa, y bailaron. Todos bailaron entre los globos al ritmo de la cumbia.
En el bunker del FPV las banderas se agitaban, Filmus habló de un modelo de país, de diferencias ideológicas, de convencer al que todavía no comprendió el mensaje, de convocar, de ganar las calles, de dar la batalla cultural, de profundizar esas luchas. Filmus habló de política, de esa que no es mala palabra, sino que es la herramienta más perfecta que poseen los pueblos para cambiar sus destinos. Y las banderas flamearon con más fuerza porque comenzaba a sonar La Marcha. Todos cantaron La Marcha bajo el esperanzador ondear de las banderas.
Yo no podía dejar de sorprenderme, embroncarme y hasta angustiarme al ver esa pantalla dividida. Ese reflejo tan fiel de lo que, casi la mitad de los habitantes de la CABA, habían elegido.
Porque seamos sinceros, los porteños eligieron el pelotero, la fiesta menemista, la no-política; eligieron a Mauricio... que es Macri, y está procesado por asociación ilícita. Votaron a favor de las escuchas ilegales, de la UCEP que golpeaba a los desposeídos, a los pibes y a las embarazadas, del Fino Palacios, de las escuelas públicas abandonadas, de los hospitales públicos desabastecidos, de las inundaciones, de la represión, de los desalojos, de la gestión del maquillaje, de las sombrillitas amarillas, de las promesas de privatizaciones, de los negociados a costa del pueblo.
Todo eso votaron los porteños que llevaron a Macri a un ballotage con el 47% de los votos. Y lo votaron por una cuestión absolutamente ideológica. Todos sus votantes tienen ideología. La señora gorda de barrio norte es de derecha, quiere vivir en Argentina pero se siente europea, detesta todo lo que tenga algo que ver con los pobres, morochos y, por sobre todo, peronistas. Eso no nos sorprende, ese es el electorado de Macri. Pero también hubo otros, y esos son los que pertenecen a esa clase media, tilinga y desclasada, que lo votaron porque sueñan con entrar a la fiesta del pelotero, vestirse a la moda como Mauricio, bailar cumbia con una rubia platinada que habla raro (o incluso ser esa rubia), no tener nada que ver con "la marchita", ni los morochos con banderas, ni la política; porque para ellos la política es sucia y corrupta. Por eso votan a Macri, porque Macri no es un político. Macri es un empresario, es el patrón al que miran con envidia.
Y eso, mal que nos pese, también es ideológico.
Con lo que la batalla cultural es mucho más dura y profunda de lo que la inmensa mayoría imagina. Mi queridísimo amigo Miguel, militante de los 70's, de esos que se jugaron el pellejo por sus ideales, me repitió hasta el cansancio una frase a modo de adoctrinamiento, él me decía todos los días que nos encontrábamos: "o militanza não é brincadeira".
Y esa es otra gran verdad, tanto para nosotros, los militantes del proyecto nacional y popular que no podemos quedarnos en el enojo porque la batalla es dura, porque la lucha para combatir esa ideología de la no política no es fácil y porque indudablemente en algo hemos fallado, y falta mucho mea culpa de nuestro lado. Como para los seguidores de Macri, que piensan que eso que hacen es militancia, cuando en realidad solo se trata de "brincadeira".
7 comentarios:
No reniego de la autocrítica. Soy necio pero no tanto. Pero que se espera que hagamos para convencer a esas señoras gordas. Lo escribí ya de mil maneras distintas en varios post y no llego a encontrar el tono justo para no ser grosero o sectario. Pero no podemos olvidarnos de que son porteños, del puerto, siempre mirando para afuera, con la mirada puesta desde un lugar de privilegio que se niegan a abandonar y matan por algo o alguien que les insinúe que les quitarán ese privilegio. Son los mismos que colocaron en su renaul 9 un cartel que decía "Todos somos el campo", o te olvidas.
Me niego a cambiar el discurso para que ellos, los que tienen la no política como bandera, se avengan a votarnos.
Si no les preocupa que los espíen, que los caguen a patadas y les quemen el colchón, porque eso no es para ellos, viven en una nube de pedos.
Estoy caliente, se nota?.
Bien Marce, me gusta cómo pensás, coincido, te quiero además. Dejemos a la señora gorda, vayamos por el confundido, el que no piensa, el que se deja llevar, el que mira a Tinelli, el joven que no entiende y vota por el que vio en la tele más seguido... si se le explica, si se le ofrece otra cosa, si aprende, es posible que deje de pensar que la mierda es la única cosa para consumir, abrazo.
Dani Aranda: yo también estoy caliente, no tanto como ustedes a lo mejor, pero se lo que se siente. ¿Se acuerdan cuando intentaron calmarme el día que perdimos la interna en Venado? Bueno... todavía falta ver si logramos que el Chivo gane, imaginate!!!
Lo que estoy diciendo no es que podamos cambiarle la cabeza ni a la señora gorda, ni al desclasado de la clase-mierda... digo que la batalla cultural no es un lecho de rosas, y que en el gran cúmulo de gente que hay en nuestro país también están los tibios, los indefinidos, los contagiados por la boludización televisada; y que, así fueran casos perdidos, tenemos que ir!!! Porque eso es batallar, eso es militar... lo demás es convencer al convencido, y creo que hemos caído en ese error hace un rato bastante largo para mi gusto.
Un beso grande, compañero!
Mancu, tal cual... tiene que haber! Estoy segura que hay gente que podemos ganar, pero estoy segura no por nuestra capacidad, sino por el proyecto que defendemos (justo mientras escribo esto la Presi dice desde la tele: "yo creo que estamos por el buen camino". Já!)
En fin, eso, que hay gente. Un solo ejemplo, yo tengo un amigo en Baires, de Caballito, era un antiK terrible, muy respetuoso conmigo porque me quiere, pero la amistad se cortó un toque. Cuando murió Néstor el chabón puso una K en su MSN y una frase: "el dolor de mi pueblo me hizo K". Ese no era un caso perdido, y no lo supe ver, o lo pasé por alto, en medio del fervor militante... ¿militante? ¬¬ Creo que hace rato que le estamos errando, hay que volver a salir a dar la lucha, como cuando creímos estar solos, como en la 125, discutir, debatir, mostrar ideas claras.
Eso.
Y yo también te quiero mucho, compañerazo!
Esto que leo me da cuenta de que somos muchos los que de alguna manera miramos con triste indulgencia a la clase media. Cómo decía Jauretche , son zonzos. Y no es que me excluya, pero en el último tiempo, los Kirchner me han avivado un poco. La diferencia tan escandalosa con la que Macri aventajó a Filmus el domingo fue terriblemente dolorosa para mí, igual que para muchos. Tenía esperanzas de que este proceso histórico y maravilloso de recuperación de la dignidad que estamos viviendo los argentinos, había “avivado” a más porteños. Que habían aprendido de la fiesta menemista que tan cara hemos pagado. Que habían aprendido que esa fiesta era para pocos. Que no estaban ni están incluidos. Pero por lo visto, el proceso de recuperación de los azonzados va a ser lento y duro. Lo esperanzador es que somos muchos en estos tiempos los que ofrecemos nuestros corazones para dar la batalla cultural que hay que dar. Va a llevar tiempo… es que nos han azonzado desde el destete, extirpándonos todo sentido común. ¿Pero quién dijo que todo está perdido? Usted brillante como siempre. Un gran abrazo compañera Marce…
Marinita, una vez más lo digo... ¡¡¡hacete un blog!!! No es justo que nos perdamos tus letras e interpretaciones de la realidad.
Un beso enorme querida amiga =)
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